Vivir la Judería de Córdoba

La judería de Córdoba no se visita, sino que se vive. La vivimos paseando por sus bellas y…

Vivir la Judería de Córdoba

La judería de Córdoba no se visita, sino que se vive. La vivimos paseando por sus bellas y…

Vivir la Judería de Córdoba

La judería de Córdoba no se visita, sino que se vive. La vivimos paseando por sus bellas y…

Vivir la judería de Córdoba

Durante los últimos quince años he acompañado a visitantes de todo el mundo durante su visita a la judería de Córdoba. Todos ellos vienen atraídos por una historia que parece leyenda, la leyenda de un paraíso perdido.

Córdoba llegó a albergar la comunidad judía más floreciente e influyente del mundo. Sus escuelas talmúdicas eran dignas herederas de las grandes escuelas de Babilonia. Sus sabios estudiaban los principios y los secretos de la fe de Moisés, al mismo tiempo que debatían los grandes textos del pensamiento aristotélico. Sus poetas revolucionaban la poesía hebrea que sin dejar de ser fiel a la lengua de la Torah adoptaba el estilo y las formas de la poesía árabe-andalusí. Rabinos, poetas, filósofos, médicos, traductores, diplomáticos, matemáticos hacían del judaísmo andaluz una religión que era a la vez fiel a sus principios y abierta al mundo.

Diez siglos después el visitante vuelve a poner los pies en las calles de la judería cordobesa. Él sabe que aquí se vivió la famosa edad de oro del judaísmo, y que en nuestra ciudad se fraguó parte de la riqueza del legado judío que ha llegado a nuestros días. Es por ello por lo que el visitante espera visitar grandes sinagogas, edificios suntuosos a la altura de tal esplendor. Pero esto no es así y el visitante se siente “engañado”.

Es en este momento en el que se hace crucial haber elegido a la persona adecuada para visitar la judería de Córdoba. Tu guía-acompañante deber ser alguien que comprenda que el legado que el judaísmo ha transmitido a la humanidad no se encierra en grandes “catedrales” ni palacios. Es un legado intangible que aunque no sea evidente a simple vista, forma parte de nosotros y de la cultura occidental.

La judería de Córdoba no se visita, sino que se vive. La vivimos paseando por sus bellas y estrechas calles encaladas de blanco radiante. Un paseo por un barrio que sin duda alguna es una de las mejores juderías medievales conservadas en Europa. Este paseo no se limita a ver lo que ven nuestros ojos, sino a sentir lo que siente nuestro corazón al volver a la que fue casa de nuestros antepasados. Un recorrido por unas calles que debe ir acompañado de la poesía y de la sabiduría de aquellos hombres y mujeres que habitaron la Córdoba califal.

No visitamos la judería, sino que la vivimos. Vivimos la judería cuando no sólo nos limitamos a tomar fotografías que quedarán mas tardes olvidadas en una red social, sino que paseamos y conversamos, compartimos reflexiones sobre el pasado, el presente y el futuro de nuestra comunidad.

Córdoba y su judería no son solamente sus bellas calles sino tradiciones, refranes, recetas de cocina, y un memoria que podemos desvelar aún en sus patios, en sus tabernas y cómo no en una agradable charla acompañada de una copa de vino con esa persona especial que no sólo te hace visitar sino también descubrir y vivir un legado milenario.

Haim Casas

Rabbi & Tour Guide en Sefarad

http://www.lasinagogaabierta.com

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